Los dientes astillados son más comunes de lo que parece, y aunque muchas veces no duelen, sí pueden afectar a tu salud bucodental si no se tratan a tiempo. Si tienes un diente astillado, lo más importante es acudir al dentista lo antes posible. Dependiendo del tamaño y la ubicación de la astilla, existen tratamientos eficaces y seguros para restaurar el diente y evitar complicaciones.
Un diente puede astillarse por múltiples motivos, y a menudo ocurre de forma inesperada. Estas son algunas de las causas más comunes:
Comer alimentos muy duros como frutos secos, hielo, turrón o caramelos puede provocar una fractura en el esmalte dental.
Una caída, un accidente o un golpe en la boca practicando deporte sin protección son causas frecuentes de astillamiento dental.
El desgaste que produce el bruxismo a lo largo del tiempo debilita la estructura dental, haciéndola más propensa a fracturas.
Un diente con caries o empastes antiguos puede estar debilitado internamente, lo que facilita que se astille ante un mínimo esfuerzo.
El tratamiento ideal dependerá del tamaño de la fractura, su profundidad y la zona del diente afectada:
Si el daño es leve, se puede utilizar una resina compuesta del mismo color del diente para restaurar su forma de forma rápida y estética.
En dientes frontales o astillas visibles, las carillas de porcelana o composite ofrecen una solución duradera y muy estética. A este tratamiento también se lo conoce como bonding dental, y suele ser de los más comunes cuando ocurre un astillamiento.
Cuando la fractura afecta gran parte del diente, se suele recomendar colocar una corona (funda) para protegerlo completamente.
Si la rotura alcanza el nervio, será necesario realizar una endodoncia antes de reconstruir o colocar la corona.
Ignorar un diente astillado puede parecer inofensivo, porque nos da la sensación de que es simplemente algo estético, pero a medio plazo puede generar problemas graves como:
No, no es exactamente lo mismo. Aunque ambos implican una fractura dental, la diferencia está en la gravedad y extensión del daño. En un diente roto el daño es mayor, viéndose afectado el esmalte, la dentina y la pulpa dental, afectando a la morfología de la pieza dental. En un diente astillado la fisura es mucho más pequeña y el daño también, pero sigue existiendo un problema el cual hay que solucionar.
Limar un diente, también llamado “contorneado dental”, puede ser una solución válida para fisuras muy leves o bordes irregulares tras una pequeña astilla. Sin embargo, no siempre es la opción más adecuada y debe ser valorada por un dentista.
No se debe limar un diente por cuenta propia ni sin diagnóstico, ya que una fisura puede ser más profunda de lo que parece y requerir otro tipo de tratamiento como resina, carilla o incluso una corona.
Un diente astillado no siempre duele, pero nunca debe ignorarse. Existen tratamientos eficaces, rápidos y seguros para devolver la funcionalidad y estética a tu sonrisa. Ante cualquier fractura dental, nuestra recomendación profesional es pedir cita con el dentista cuanto antes para evitar daños mayores. Y lo más importante, si ya has pasado por un astillamiento de diente, es que tengas en cuenta evitar morder alimentos muy duros con la zona que ha sido reconstruida, y acudir a revisiones periódicas con el dentista, además de la tan necesaria higiene bucal.